Por - Héctor Agüero
La Buena Educación
Como los tiempos
son otros puede creerse que el titulo de
este articulo remite al“Manual de urbanidad
y buenas costumbres” , un texto que publicó Manuel Carreño a mediados del
siglo XIX, seis años antes que estallara la Guerra Federaly destinado al uso de
rentistas, latifundistas y rastacueros que entonces se empeñaban en ser
refinados, cultos, europeizantes y vivianes en aquella Venezuela dominada por
los Monagas y Paéz,con niveles de pobreza
alarmante que rozaban el 90% de la miseriamientras que el poder lo detentaba
una minoría de usureros con pretensiones parisinas monárquicas que extorsionaba
y saqueaban los sectores populares. Y el gran descubrimiento: el acceso al
conocimiento, al aprendizaje, a la educación, estaba reservado para los niñitos
y niñitas de buenas familias. Para los ricos. Para los que controlaban el país.
Un derecho que se le negaba al pueblo.
De la buena
educación para todos es a la que queremos referirnos. De la educación pública
en tiempos de revolución que sí merece que la califiquemos como buena educación
porque está en sintonía con El Soberano, con las políticas educativas contempladas
en el Plan Nacional Simón Bolívar, con un profundo contenido nacional y
latinoamericanista, centrada en la memoria patria, en la memoria colectiva
ancestral, en la conciencia territorial, en el desarrollo armónico sin
exclusión, en la solidaridad continental, en el derecho a la paz, en síntesis,
enel camino hacia la construccióndel socialismo.
Genera
indignación repasar los quinquenios cuartorrepublicanos con su estela de
desigualdades, de injusticias, con su cuota de estudiantes presos, torturados,
asesinados, desaparecidos, por reclamar el derecho al estudio. Al conocimiento.
Y estas arbitrariedades estuvieron presentes en todos los niveles del
aprendizaje. Desde los preescolares
hasta los posgrados de primer y segundo nivel. El binomio AD-COPEI entrenó sus
bandas armadas para que identificaran a los estudiantes como el enemigo público
número uno. Manejaron con perversidad gobbeliana el esquema de que juventud y
estudiantes equivalían a subversión, a enemigos de la sociedad. Así los grandes
medios trataban la noticia de una manifestación como un parte de guerra que les
permitía justificar, los asesinados a balas, los detenidos, los allanados, los
desaparecidos y calificaban de héroe al esbirro que había recibido una
justiciera pedrada que no llegaba al chichón.
Las generaciones
estudiantiles de los años setenta, ochenta y noventa recuerdan los Comités de
lucha por el derecho al cupo estudiantil.Las protestas para reclamar un derecho
que les correspondía. Denunciaban las cuotas de ingreso fijadas por las autoridades del Ministerio de
Educación en anuencia con los directores de planteles y rectores y ese
enmarañado sistema de selección no permitía que losliceos situados en las
barriadas populares no lograran colocar ni el 5% de sus bachilleres en las
Universidades Nacionales.
Aún hoy en las
universidades públicas y privadas en manos de la derecha existen cuotas de
ingreso manejadas por autoridades que las reparten como prebendas entre sus
conmilitones. Son los mismos que reclaman en la calle libertad y democracia y
donde son poder, en las universidadesque ellos controlan, defienden de manera
tenaz el modo medieval de escoger sus representantes. Son patéticos.
Hoy resulta
grotesco oír decir rabiosamente a la derecha que de llegar nuevamente al poder
van a darle oportunidad a los mejores estudiantes lo que traducido en habla
popular es que si no pagas no puedes ir a la universidad o a un tecnológico. Van
aplicar el modelo educativo chileno privatizador. Injusto y violatorio de la
Constitución Bolivariana, o de 1999, como la llaman los apátridas.
Gracias a la
política educativa del Comandante Presidente, Venezuela es el segundo país de
América Latina con la matrícula de Educación Superior más alta, con un 83% y el 5to. Lugar entre los países de América,
Europa y Asia, según datos de la UNESCO.
En los diez primeros
años de Revolución contamos 1.469.622 de nuevos estudiantes. Estos resultados
no son un milagro es el resultado del compromiso, y de la voluntad política, de la inversión en
la educación (actualmente el país destina el 7% de su PIB a la educación, en
1998 apenas era del 3,9%) y de la
convicción de que la educación es y debe ser para todos.
Estos resultados
muestran que gracias a llegada de la Revolución Bolivariana, nuestro país se perfila hacia la universalidad del conocimiento,
a la identidad cultural, a la búsqueda de una mayor equidad social y acceso del
sistema educativo.
Esto es buena
educación
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