Discurso del profesor Aristóbulo Istúriz en la sesión especial del Parlamento Latinoamericano en homenaje al Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa.
Luis Beltrán Prieto Figueroa: Político, periodista, jurisconsulto, poeta, crítico literario.
Luis Beltrán Prieto Figueroa: Ideólogo de la educación moderna en Venezuela, visionario, y gran propulsor de una de las tesis más innovadoras para su época y que hoy, a las luces de los tiempos revolucionarios que nos toca vivir en Venezuela, toma una vigencia absoluta: El Estado docente
El Maestro Prieto nació en La Asunción, estado Nueva Esparta, el 14 de marzo de 1902. Hijo de Loreto Prieto Higuerey y Josefa Figueroa, realizó los estudios primarios en la Escuela Federal Graduada Francisco Esteban Gómez de ésta, su ciudad natal, en 1918.
Como él mismo describió en entrevistas y en su exquisita obra literaria, su infancia fue apacible, dulce y alegre. Creció en un ambiente propicio para su formación integral y en un contexto de serenidad y sabiduría que le permitió amasar tiernamente, día a día, ese inmenso amor por su tierra natal, el cual quedó magistralmente plasmado en su poesía.
Fue aquí, donde también inició estudios de secundaria en el Colegio Federal hasta 1925 cuando se trasladó a la capital donde se graduó de bachiller en el Liceo Caracas (1927) que dirigía para entonces Rómulo Gallegos.
Por esas casualidades hermosas que sólo le suceden a los docentes apasionados, a los 18 años de edad, Pietro Figueroa comenzó su ejercicio docente como maestro de primaria en la misma escuela donde aprendió sus primeras letras, y desde ese momento nunca dejó de dar sus enseñanzas a los niños y jóvenes de todo el país.
En medio del terror generado por el gomecismo Pietro impulsó, junto a otros educadores venezolanos, entre quienes vale la pena mencionar a Luis Padrino y Miguel Zuniaga, entre otros, un proceso de organización de los maestros, construyendo lo que sería el germen de la institución pionera del magisterio venezolano: la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria, creada el 15 de enero de 1932, con el fin de defender los intereses del niño, del maestro, de la escuela y de la cultura. Un acto de desafío al régimen del general Gómez. Una fuerza fundada en la dignidad de hombres y mujeres ansiosos de la libertad y amantes de la justicia, de la democracia y de la igualdad. Los maestros fueron perseguidos unos, destituidos otros, declarándose la ilegalidad de la organización, no obstante continuaron actuando organizados en la clandestinidad hasta la muerte del dictador, cuando reaparece a la luz pública con la muerte de Gómez convocándose a un reencuentro del magisterio nacional en su primera convención (1936) dando nacimiento a una de las instituciones pioneras de las organizaciones gremiales y sindicales más importantes del país: la otrora y gloriosa Federación Venezolana de Maestros (FVM). A partir de ese momento todo lo hecho en la educación en Venezuela, como decía Luis Beltrán Pietro, necesariamente tendrá que ver con la opinión de los maestros venezolanos, liderados y orientados por el pensamiento, la obra y la acción de Luis Beltrán Pietro Figueroa.
La tabla de los derechos del niño venezolano, publicada por Pietro en 1937, sirvió de base para la creación del Consejo Venezolano del Niño, más tarde denominado Instituto Nacional del Menor (INAM). Ese mismo año publica el libro Psicología y canalización del instinto de lucha y otros apuntes, el cual constituye junto a su obra Los maestros eunucos políticos, publicada en 1938, la mayor expresión de apego y amor por la libertad de su pueblo y lo que debía ser el papel de los maestros en la lucha por la libertad. De allí en adelante el pensamiento pedagógico y educativo de nuestro país estará orientado por el liderazgo de este insigne margariteño, orgullo de los maestros venezolanos, quien con el tiempo sería honrado con el título de Maestro de América.
La formación integral de este ilustre venezolano, en ninguna de las etapas de su vida, tuvo descanso. Siendo aún muy joven y después de una impecable carrera académica, en la que en todo momento demostró su interés por el estudio y su pasión por la política, en 1934 egresa de la Universidad Central de Venezuela con el título de doctor en Ciencias Políticas y Sociales. Jamás, mientras cumplía con sus compromisos universitarios, el maestro Pietro Figueroa abandonó su labor en el magisterio.
Su vida pública conjuga diversos aspectos. Su bibliografía en cada una las disciplinas en donde actuó, que incluye su labor legislativa, es tan extensa como su trayectoria, en la cual alcanzó las más altas posiciones más allá de las fronteras de la educación. Su sensibilidad social y el humanismo democrático, que impregnó su pensamiento, lo llevó a comprometerse con las luchas políticas por la transformación de nuestro pueblo. El maestro, en compromiso con su pueblo, asumió la política elevando su condición de maestro. Así, el niño, la escuela y el maestro fueron combinados con el niño, la calle y el partido. Junto a la fundación de la organización gremial del magisterio, de la tabla de los derechos del niño y de la escuela nueva en Venezuela, pasa a ser cofundador de diversas organizaciones políticas, como la Organización Venezolana (ORVE, en 1936), el Partido Democrático Nacional (PDN, en 1936), Acción Democrática (AD, en 1941), del que fue secretario general entre los años 1958 y 1959, y presidente desde 1963 hasta 1967 cuando se separó del mismo y se convierte en presidente-fundador del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), hasta su muerte.
Entre otras posiciones públicas, Prieto Figueroa ocupó los cargos de senador por el estado Nueva Esparta (1936-1941; 1959-1969), presidente del Concejo Municipal del Distrito Federal (1937); senador por el estado Zulia y presidente de la Comisión Permanente de Cultura del Senado (1974-1979).
Entre 1962 y 1967 fue presidente del entonces Congreso de la República.
Antes había sido secretario general de la Junta Revolucionaria de Gobierno (1945-1948) y ministro de Educación (1947-1948).
Como consecuencia del golpe de Estado del 24 de noviembre de este último año Prieto Figueroa fue enviado al exilio. Hasta su regreso al país, a raíz del restablecimiento de la democracia el 23 de enero de 1958, se dedicó a la labor educativa en el exterior como jefe de misión al servicio de la UNESCO, primero en Costa Rica (1951-1955) y luego en Honduras (1955-1958). También fue profesor de la Universidad de La Habana (1950-1951). Como jurisconsulto al servicio de la educación integró la Comisión Redactora del Proyecto de Constitución Nacional (1936) y de la Carta Magna de 1961. Fue coautor del primer proyecto de Ley de Educación (1948) y de la Ley de Educación vigente, promulgada el 9 de julio de 1980.
En 1986 Prieto Figueroa integró la Comisión Presidencial del Proyecto Educativo Nacional coordinada por Arturo Uslar Pietri y recorrió todas las escalas de la educación venezolana (maestro de primaria desde 1920; de secundaria, desde 1932; y superior, desde 1936) y su actividad la complementó siempre con una intensa labor intelectual difundida en periódicos, revistas y libros.
Selecciones de sus artículos fueron recogidas en los libros: Las ideas no se degüellan(1980), Pido la palabra (1982) y Mi hermana María Secundina y otras escrituras (1984).
Desde 1937 había fundado la librería Magisterio que trajo al país los textos de la denominada escuela nueva.
Tuvo también otras importantes iniciativas de carácter institucional, como el Consejo Nacional de Universidades; el Patronato de Roperos Escolares y Comedores Escolares; la primera Escuela de Teatro en Venezuela (1947); el Taller Libre de Arte (1948); el Instituto de Profesionalización del Magisterio (1947), actual Instituto de Mejoramiento Profesional; y adscribió la Radio Nacional, fundada en 1946.
En 1947, como he mencionado antes, este ilustre venezolano fue nombrado Ministro de Educación, lo cual le permitió iniciar la modernización de las instalaciones de ese importante despacho y, más importante aún, desde allí logró sentar las bases para la transformación de la educación venezolana y llevar a la realidad algunos de sus proyectos más importantes.
En este último año incrementó la subvención por parte del Estado a la Orquesta Sinfónica Venezuela, subvención existente por lo menos desde 1936, e impulsó el Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales y el órgano divulgativo del mismo, la Revista Venezolana de Folklore, cuyo primer número corresponde al lapso enero-junio de 1947. También creó el Servicio de Cine Educativo y se adjudicaron por primera vez (bienio 1947-1948) los premios nacionales de Literatura, Artes Plásticas y Música.
El 8 de abril de 1947 firmó el decreto para la edición de las Obras completas del Libertador, compiladas por el historiador Vicente Lecuna, las cuales circularon ese mismo año, y creó la Comisión Organizadora de las Obras completas de Andrés Bello.
Mediante resolución del 10 de julio, transformó la vieja Escuela de Artes y Oficios para Hombres en Escuela Técnica Industrial. Y en 1959 creó el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE).
Sus libros, de verbo lúcido, prosa brillante e indiscutible sabiduría, reúnen sus preocupaciones políticas, pedagógicas y sociales. En 1984 se incorporó como individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, merecido reconocimiento a su labor como cultor del lenguaje. Dos años después, en 1986, comenzaron a publicarse sus Obras completas, de las cuales llegaron a circular sólo dos volúmenes.
Murió en Caracas el 24 de abril de 1993.
Pietro y el Estado Docente
Tal como lo recordó el profesor Guillermo Luque, en la primera jornada conmemorativa del Maestro Pietro Figueroa en 1994, en el pasado reciente de nuestra historia las reformas liberales estaban impregnadas de prejuicios y egoísmos que rechazaban, tanto la total incorporación del pueblo a la vida política, como a su integral participación a la instrucción y la cultura. Esa élite liberal carecía de un proyecto de transformación orgánica de las relaciones capitalistas y su andamiaje político. Esta élite emprendió reformas pero no alcanzaron a configurar un plan cuyo eje conceptual estratégico lo aportaría el denominado Estado Social. Esto es, el Estado como árbitro real de las diferencias sociales, el Estado como promotor del desarrollo económico y social, el Estado que garantiza constitucionalmente los derechos sociales relativos a la salud, el trabajo y la educación. El Estado que hace posible que la democracia política sea también democracia social. Concepto que fue divulgado por Heman Heller, de la escuela política alemana, y que era muy conocido en las décadas de los 30 y 40. Estas fueron las fuentes históricas y teóricas que sirvieron al maestro Pietro Figueroa para la formulación de su tesis principal: el Estado Docente.
De una educación de castas a una educación de masas, bajo esta consigna Pietro junto a los maestros libró con éxito una de las luchas más extraordinarias y ricas en contenido político, ideológico y programático dadas en Venezuela en el campo educativo, reafirmando principios como el carácter democrático, popular, científico y laico de la educación, junto al carácter social del derecho a la educación desde donde se desprenden principios como la obligatoriedad y la gratuidad. Es en el marco de este debate, frente a quienes defendían la concepción liberal y el carácter individual del derecho a la educación, que Pietro enarbola la doctrina del Estado docente, dejando muy claro el papel del Estado en la educación.
Esta tesis la expuso magistralmente Prieto Figueroa en una conferencia dictada en la escuela normal Miguel Antonio Caro en agosto 1946, en los siguientes términos: “Todo Estado responsable y con autoridad real asume como función suya la orientación general de la educación. Esa orientación expresa su doctrina política y en consecuencia, conforma la conciencia de los ciudadanos”.
La educación debía responder al interés de la mayoría y en tal sentido habría de ser democrática, gratuita y obligatoria, combinando la igualdad de oportunidades y la selección sobre la base de las capacidades del individuo.
El maestro Pietro Figueroa no sólo resaltó el papel que el Estado debe asumir al garantizar la educación democrática y gratuita, sino también la responsabilidad que debe tomar al renovarla, supervisarla y atenderla permanentemente en todos sus aspectos.
Esta concepción daba cuenta el sentir democrático el maestro Pietro Figueroa, quien siempre se opuso a que el sistema educativo de un país sirviera como mecanismo o instrumento de dominación social. Con ello rechazaba la orientación exclusivista y elitista de la educación y mostraba la auténtica convergencia entre el político y el educador, entre el demócrata y maestro.
Sin duda alguna, Pietro fue un teórico académico y un ideólogo democrático, que siempre intentó conciliar, y lo logró con éxito absoluto, su pasión política con el entusiasmo natural que posee todo maestro comprometido.
Hoy, en medio del proceso de transformación profunda que vive nuestro pueblo, y cuando se cumplen 100 años del nacimiento de este ilustre maestro margariteño, su pensamiento, sus luchas, sus ideas y su práctica en el campo de la política y de la educación tiene más vigencia que nunca.
El momento histórico reclama, a 100 años del nacimiento de Prieto, que su espíritu reencarne en el cerebro, en el cuerpo y el corazón de cada uno de los educadores de nuestro pueblo.
Hoy, cuando el mundo está siendo devastado por el neoliberalismo, convirtiendo los derechos sociales en derechos individuales, cuando los derechos de la gente pretenden ser convertirdos en mercancías, es decir, en objetos del mercado para ser disfrutados por quienes puedan pagarlos, estamos obligados a defender la educación como un derecho del pueblo, como un derecho social que debe ser ejercido por todos y cada uno de nuestros compatriotas, independientemente de su condición social.
Hoy, cuando hemos puesto en vigencia una nueva Constitución, donde diseñamos el país que soñamos estamos obligados a trabajar para convertir esos sueños en realidad. La Constitución Bolivariana no es el país que tenemos, es el país que queremos y que estamos obligados a construir, por eso ella encierra el ideario político, la filosofía política del Estado venezolano.
Nos planteamos saltar de una democracia política a una democracia social, de un Estado de Derecho a un Estado de Justicia, donde elegir, ser elegido y vivir en medio de un régimen de libertades públicas sea tan importante como comer, trabajar, tener vivienda, educación y salud (democracia social); no basta tener las mismas reglas de juego, es necesario alcanzar la igualdad en las posibilidades de acceso al disfrute de los derechos fundamentales (Estado de justicia).
En Venezuela existen marcadas desigualdades sociales. Este es un país donde el 20 por ciento de nuestros compatriotas “puede”; pero un 80 por ciento “no puede”. Alguien debe garantizarle a quienes “no pueden” los mismos derechos que disfrutan quienes “pueden”, este papel corresponde al Estado, a quien la nueva Constitución le asigna el papel de garante de la equidad en el marco de la corresponsabilidad, es decir junto a la familia y la sociedad. Es esta la razón por la cual nos planteamos la construcción de una sociedad democrática, participativa y protagónica, sin desmontar al Estado, precisamente, para no dejar a los más pobres a merced del mercado.
Nos planteamos la refundación de la República, es decir volver a fundarla, en medio de una profunda crisis económica y social, de allí que la nueva Constitución contenga los valores y la tabla de derechos que deba caracterizar al nuevo venezolano. Con Simón Rodríguez decimos “¿Quieres tener República?, comienza por formar a los nuevos republicanos”. El único instrumento que tiene el Estado para formar a los nuevos republicanos que hagan posible la nueva República es la educación, de allí que el Estado deba ser el órgano rector de la educación, deba orientarla y supervisarla. Claro está dentro de la nueva concepción del Estado que establece la Constitución Bolivariana, es decir en el marco de la corresponsabilidad, con la participación de la familia y de la sociedad, asumiendo su papel de garante de la equidad
Ese papel corresponde al Estado, quien tiene la obligación de ser el garante de la equidad, es decir, garantizar a quienes no pueden los mismos derechos que tienen quienes pueden.
He aquí el significado, la importancia y la vigencia del Estado Docente como doctrina que fundamenta el carácter democrático y popular de la educación. He allí la vigencia del Maestro Prieto hoy cuando se discute un nuevo proyecto educativo y una nueva Ley Orgánica de Educación.
Como en aquellos tiempos, cuando Prieto enfrentó la educación de castas con la educación de masas, Como en aquellos días, hoy la concepción liberal de la educación está en la calle, y parece envalentonada porque cree que Prieto está muerto.
Prieto, Maestro, Amigo:
Hoy, a ciento diez años de tu natalicio los maestros hemos venido a despertarte para reencontrarnos contigo, con tus ideas, con tu pensamiento, con tus libros, con tu escuela nueva, con tu isla, con tu pueblo y con tu gente. Hoy, a cien años de tu nacimiento hemos venido al lugar que te vio nacer para encontrarnos con tu poesía y en medio de la ternura y el afecto de tu pueblo, que es el nuestro, impregnarnos de tu pasión por la defensa de la educación pública, para recordar junto a ti que la escuela pública es la esperanza de los más pobres.