domingo, 16 de mayo de 2010

El 5 de mayo de 1988 falleció en Caracas el músico y pianista de origen dominicano Luis María Billo Frómeta, fundador de la Billo’s Caracas Bo




Muere Luis María Frómeta








El 5 de mayo de 1988 falleció en Caracas el músico y pianista de origen dominicano Luis María Billo Frómeta, fundador de la Billo’s Caracas Boys, orquesta que marcó pauta en la historia musical venezolana, siendo la banda con la trayectoria más larga y completa de Venezuela. Como compositor, escribió cientos de canciones, la mayoría de ellas grandes éxitos, con una particular preferencia temática orientada hacia Caracas. Como arreglista fue un innovador, impuso un concepto que se mantiene vigente aún, adoptando el formato del jazz big band. Editó más de cien discos de larga duración.

Con la muerte del Maestro Billo se cierra una página importante en la historia musical venezolana, por cuanto su orquesta animó el espíritu nacional y le enseñó a querer no sólo a la música nativa, sino también el excepcional merengue de su tierra que llevaba en su sangre, en su oído musical y componía con extraordinaria facilidad cada una de sus canciones o piezas musicales que luego interpretaría con su famosa orquesta Billo"s Caracas Boys.

El 31 de diciembre de 1937 llegó al puerto de La Guaira nuestro inolvidable Billo Frómeta, procedente de la República Dominicana, su tierra natal. Desde ese momento Billo hizo de Caracas su patria chica y por más de 50 años describió en sus canciones con amor y gracia la Caracas casi rural con sus techos rojos, calles empinadas, verdes colinas y un pueblo cordial y generoso que lo recibió afectuosamente y que más tarde le otorgó el merecido título de El cantor de Caracas.

Desde su llegada a Venezuela su persona y su orquesta se constituyeron en un símbolo musical único. Todas nuestras generaciones han sentido su sabor antillano y esa singularidad y clase con que Billo siempre interpretó la música latina.

Pero fue Caracas la profunda inspiración del maestro; la gente de Caracas, siempre alegre, lo premió con su aplauso, y hoy los caraqueños aplaudimos no sólo su talento y constancia como músico, sino el habernos dejado una herencia reunida en un frondoso racimo de bellas canciones dedicadas a nuestra capital.

Como el mismo Billo dijo: "Hay mucho que contar y que explicar de la Caracas que yo conocí y aprendí a querer", más los que no conocimos a esa Caracas de antaño tenemos el placer de verla magistralmente retratada en las melodías y poemas que le dedicó este brillante músico, figura inolvidable que permanecerá por siempre en la historia musical de Venezuela.

Su gran ilusión se iba a cumplir el día 28 de abril de 1988, ya el año anterior se había conmemorado el quincuagésimo aniversario de su llegada a estas tierras, con la misión de brindarnos alegrías y emociones. De modo que se comenzó a organizar un homenaje en su nombre, fijando la fecha para finales de abril de ese año.

En dicha fecha se cumpliría uno de los sueños del veterano maestro, dirigir la Orquesta Sinfónica Venezuela, y junto a ella, respaldar a muchos de los cantantes que lo acompañaron con el correr del tiempo. Los días previos al concierto fueron extenuantes, los arreglos, las entrevistas en Radio, TV y Prensa escrita, en fin; una cantidad de compromisos y una cruzada contra reloj.

El 27 de abril de 1988 se realizaría el último ensayo, al llegar a la sala del teatro Ríos Reyna del complejo cultural Teresa Carreño, Billo recibió una cálida ovación de pie de parte de los profesores de la Orquesta Sinfónica Venezuela, lo cual le emocionó de tal manera, que colapsó, desmayándose, por lo que fue necesario trasladarlo de inmediato a un centro asistencial. El diagnóstico no fue alentador. Billo había sufrido un Accidente Cerebro Vascular (ACV), el cual hizo que su luz se extinguiera la noche del 5 de mayo de 1988.

La conmoción en el país fue total, nadie podía creer lo que sucedía, el hombre que hizo posible A gozar muchachos, aquel día nos arrancaba las lágrimas más sentidas de nuestras almas, el pueblo se dio por entero a despedirlo ante su féretro ubicado en la antigua Gobernación de Caracas. Aquella tarde del 6 de mayo de 1988, Caracas se detuvo en el tiempo para rendirle el más sentido homenaje al maestro Billo. Al concluir los honores, su féretro fue acompañado por una inmensa multitud hasta el Cementerio del Este, entre vítores y canciones, como queriéndole decir a la muerte que su intento era fallido y que su memoria permanece viva, que jamás lograría arrancárnoslo. Y así fue llevado hasta su morada final, dónde se le concedió su último deseo con el canto del multitudinario coro, que entre lágrimas y recuerdos entonó:

"... Y es que yo quiero tanto a mi Caracas

que sólo pido a Dios cuando yo muera

que en vez de una oración sobre mi tumba

el último compás de Alma Llanera... "





No hay comentarios:

Publicar un comentario