jueves, 9 de febrero de 2012




ANTONIA MUÑOZ / OPINIÓN

Cuando en una familia cada quien hacía lo que le parecía, mi abuela materna lo explicaba diciendo: “el problema es que en esa casa no hay quien tranque la puerta”; con lo cual quería expresar que en esa familia no había quien pusiera orden. La formación de hábitos y el modelaje de la conducta comienzan en el hogar, siempre teniendo como maestros a los padres y abuelos; y en general, a los adultos que funjan como cabeza de casa. A la escuela le corresponde reforzar los buenos hábitos, actitudes y comportamientos aprendidos en el hogar. A la Escuela, a veces le toca enseñar nuevos y corregir algunos malos hábitos. Siempre es beneficioso aplicar lo que dice la palabra de Dios en el Libro de los Proverbios: el buen padre corrige a su hijo a tiempo. Sin embargo, por algo que pareciera ser propio o inherente a la conducta humana a nadie le gusta que lo corrijan o supervisen.
En relación al planteamiento anterior, como educadora me permito tomar como ejemplo el caso de la necesaria supervisión al Proceso Enseñanza – Aprendizaje. Nada hay que cause más zozobra en una escuela que el anuncio de una supervisión, que dicho sea de paso, debería ser “sin aviso y sin protesto” para que no se prepare un escenario que sea un teatro con respecto a lo que ocurre día a día. Para usar un lenguaje coloquial: para que no se prepare “un pote de humo”. Lamentablemente, la supervisión del proceso educativo siempre se ve como un acto punitivo y no como un acto orientador y correctivo del proceso de enseñanza. No se supervisa para perseguir a las y los maestros, sino para asegurarse que están llevando el proceso de enseñanza de manera correcta. Al menos; ese es el deber ser de la supervisión en educación. La o el supervisor debe hacer su trabajo y las y los docentes no los deben ver como sus verdugos. Una buena supervisora o un buen supervisor, son grandes colaboradores y aliados de las y los educadores.
Así como en el ámbito de la Familia y de la Escuela se requiere la Supervisión para que estas instituciones funcionen y se obtengan de ellas los resultados esperados, por analogía se debe aplicar a la Administración Pública, el proceso permanente de Seguimiento y Control. La importancia de esta supervisión, en todos los niveles de la Administración Pública, estriba en el hecho de la exigencia por parte de la Constitución y de la población venezolana de los principios de honestidad, idoneidad y eficiencia (Art.146 de la CRBV) por parte de los Servidores Públicos que trabajan en los diferentes organismos de la Administración Pública. Como las y los revolucionarios tenemos la obligación de estudiar como lo señalan los Estatutos del Libro Rojo (artículos 6, 9, 11 y 16), recomiendo revisar el Título IV del Poder Público desde el artículo 136 al 149. Por ahora, me permito transcribir el texto del artículo 141: la Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y se fundamenta en los principios de HONESTIDAD, PARTICIPACIÓN, CELERIDAD, EFICACIA, EFICIENCIA, TRANSPARENCIA, RENDICIÓN DE CUENTAS Y RESPONSABILIDAD en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho. En este sentido, es obligatorio recordar, que el filósofo argentino- mejicano Enrique Dussel, a quien el Presidente Chávez insistentemente hace referencia, señala que: “las Instituciones de la Administración Pública constituyen el Sistema de Legitimación del Poder Delegado del Pueblo, ya que las instituciones representan los medios como el Poder Delegado del Pueblo se puede cumplir”. Así que el poder que los servidores públicos tienen, desde el de más al de menor rango, es del pueblo, quien lo delegada para que le sirvan obedeciendo.
En el primer artículo del mes de enero del 2012, nos referimos a los dos brazos de la democracia según Dussel: el brazo de la Participación y el Protagonismo Popular y el brazo de Democracia Representativa. La Contraloría Social no es otra cosa que la obligada y necesaria supervisión que el pueblo organizado, consciente y en movimiento le debe aplicar a las Instituciones de la Democracia Representativa, en las cuales delega el poder. La Contraloría Social ya se encuentra estatuida como Unidad en la ley de los Consejos Comunales del 2006, y por supuesto, permanece en la Ley Orgánica de los Consejos Comunales aprobada en diciembre del 2009. Adicionalmente, para darle mayor rango, en diciembre de 2010, entre las cinco (5) leyes del Poder Comunal aprobadas, está incluida la Ley de la Contraloría Social. Sin embargo, la aplicación de la Contraloría por parte de las comunidades organizadas, muchas veces no es bienvenida. Son muchos quienes por querer aplicar dicha ley son considerados enemigos de quienes la infringen. Así mismo, se hacen acreedores al calificativo de V columna, brinca talanquera, traidores y otras especies aromáticas. Serían todo eso y más, si estuvieran calumniando o intrigando para mal poner a terceros. La supervisión por parte del pueblo organizado, de la manera como se administran los dineros públicos, también causa en algunos un incomprensible escozor.
Los diputados de la AN, los Legisladores regionales y los concejales, tienen la función de legislar y de controlar al poder ejecutivo a nivel nacional, estadal y municipal. Algunos, afortunadamente, hacen el seguimiento y Control de los procesos que les exige la ley. Lamentablemente unos cuantos no cumplen con su cometido por diferentes razones. En algunos casos en esta sociedad donde se practica la “Ley del todo o nada”, es difícil encontrar equilibrio. Hay gente que olvida sus funciones y se dedica a sabotear, son quienes se oponen a todo sin razonamiento lógico. Simplemente, sólo hacen oposición a ultranza. Hay gente que se dedica a la aprobación de todo: aprueban lo correcto y lo incorrecto. Estos especímenes no ayudan a que se enderecen los entuertos. Ellos prefieren la comodidad del silencio cómplice. ¡Qué pena con esas señoras y esos señores, diría Carol Chávez! Ellas y ellos prefieren seguir cuidando sus cargos y sus contactos… y que viva la guachafita! Ellos no saben que sólo se les miente a los enemigos para engañarlos, para vivirlos y para hundirlos! Lástima, que los acomodaticios y los adulantes siempre traicionan! Ah mundo, si los Contralores controlaran a tiempo, cuánto daño le evitarían a la Patria y a la Revolución Bolivariana!

Guanare, 09 de febrero de 2012

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