El centauro de Tinaco
Hoy es 7 de septiembre y siempre hay que recordar cosas de la historia muy brevemente. Un día como hoy nació aquí en el estado Cojedes, en los llanos venezolanos, en el Tinaco, un gran guerrero, un gran centauro al que quiero rendir tributo hoy, porque fue uno de los libertadores de esta patria, un gran guerreo un gran ser humano. José Laurencio se llamaba.
Todavía en las sabanas de Cojedes a muchas madres les gusta ponerles a sus hijos José Laurencio, por aquel grande que fue José Laurencio Silva. 54 heridas recibió en su cuerpo heroico aquel guerrero. Nada más que en Ayacucho le dieron 3 lanzazos, uno de ellos casi mortal y no se detuvo en la batalla.
En Ayacucho fue ascendido a general por el Mariscal Sucre, como fue ascendida también La Coronela Manuela Sáenz, en el mismo campo de batalla.
Se acostumbraba eso después de la batalla, a llorar a los que cayeron, curar a los heridos y reconocer a los que más se destacaron. Fue en Ayacucho, como también en Junín, donde se hizo grande José Laurencio y después acompañó a Bolívar hasta su último minuto, lo vio morir.
Con una camisa de seda de José Laurencio Silva fue que velaron a Bolívar y lo llevaron al ataúd, porque él mismo vio que estaba rota la camisa. La última camisa de Simón Bolívar estaba rota y José Laurencio Silva buscó la mejor que él tenía, cuyos restos hemos visto casi 200 años después. Los vimos, no los tocamos por un respeto inmaculado pero ahí están los restos de la camisa de seda de José Laurencio. Y luego, hizo su vida militar, volvió a Venezuela y tuvo un gesto grandioso, uno de los más grandes al final de su vida.
Pasan los años, el pueblo engañado y traicionado, la patria desecha, la oligarquía se adueñó del poder, la república oligárquica se instaló. La IV República, antibolivariana, subordinada a poderes imperiales, los ricos se hicieron de las mejores tierras, de las riquezas, de las minas y el pueblo que fue el que hizo la guerra de independencia y el que más sacrificó, quedó peor que antes, esclavos empobrecidos.
Y fue así como se alza de nuevo el pueblo y surge un nuevo líder: Ezequiel Zamora. Y viene la Guerra Federal y cuando Zamora derrota al ejército burgués en Santa Inés, la godarria caraqueña y valenciana recurren a José Laurencio. Entran en pánico y le encomiendan que comande en jefe a José Laurencio Silva como último recurso.
José Laurencio ya tenía 70 años casi. En ese tiempo 70 años era más de la esperanza de vida. Podría decirse que 70 años en ese tiempo era como 90 hoy, más o menos.
A sus 70 años casi, José Laurencio monta a caballo y va y cruza su Tinaco y entra a su llano, se vuelve otra vez centauro, y un ejército. Pero él va pensando y cuando llega a las orillas del Río Guanare, del otro lado Zamora y el ejército del pueblo y él de este lado, con el ejército que también estaba formado por hombres del pueblo, pero el ejército de los ricos, de la oligarquía.
Pasó de madrugada el río José Laurencio, cruzó el río en una pequeña embarcación con 4 o 5 soldados, se entrevistó con Zamora en el monte, conversó con Zamora antes del amanecer.
Cuando salía al sol, vuelve a pasar el río hacia la ribera norte, llamó a su estado mayor y se replegó. No quiso pelear contra el pueblo.
¡Ah!, la godarria aquí en Caracas y los periódicos, lo llamaron ¡cobarde!, ¡cobarde! Y le abrieron juicio y cuando fue al tribunal peló por el pecho y dijo: “¿Cobarde yo? Esta fue en Junín, esta fue en Ayacucho, esta fue en Carabobo. ¿Cobarde yo?”.
Ese es el pueblo. Y así se retiró de la vida militar y pública José Laurencio Silva. ¡Viva José Laurencio Silva! Patriota, bolivariano.
Él incluso se casó con una sobrina de Bolívar, Felicia Bolívar, hija de aquel hermano que tuvo Simón y que murió ahogado en 1810, regresando de Estados Unidos. Hace 200 años exactos murió el Mayor Juan Vicente Bolívar, pero dejó una hija y Bolívar la tuvo como una hija de él. Y se casó José Laurencio con Felicia Bolívar.
José Laurencio, el general, era moreno y allá en Lima una noche, celebrando las victorias, las damas limeñas de la alta burguesía no querían bailar con el negro José Laurencio. Y Bolívar baila que baila, y baila que baila y cuando él se da cuenta de que José Laurencio está ahí arrinconado le pregunta: “¿Qué no baila?”. Y él apenado, “No”.
Bolívar se dio cuenta de que las damas allí no querían bailar con el negro José Laurencio. ¿Saben lo que hizo Bolívar? Mandó a parar la orquesta: “¿Baila general?”. Y bailaron los dos generales. Ese era Bolívar.
Al rato estaba bailando José Laurencio con las más encumbradas mujeres de aquella sociedad.
¡Ah, la vida de los hombres la vida de los tiempos!
Hugo Chávez, Poliedro de Caracas. 7 de septiembre de 2010.