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2,5 millones de cajas han dejado de comercializarse. (Foto Ubaldo Medina)
Luis Carías
Con la paralización de la planta de Coca-Cola Femsa, en Valencia, no peligra la estadía de la transnacional en Venezuela, pero es imposible garantizar el abastecimiento de sus productos. A nueve días de la ilegal huelga, la empresa embotelladora ha sufrido una merma de 15% en sus ventas, pues 2,5 millones de cajas han dejado de comercializarse.
El 20 de mayo las operaciones en la unidad valenciana se detuvieron. Un grupo de 50 trabajadores bloquearon los portones, por considerar que las condiciones planteadas por la empresa en la Convención Colectiva son desfavorables.
Desde el Salón Ávila de la sede en Caracas, Mariana Parma, directora legal y de asuntos corporativos de Coca-Cola Femsa, relató que las conversaciones formales iniciaron en marzo y, para mayo, ya tenían 80% de las clausulas aprobadas.
Cuando llegó el turno a las propuestas económicas, un grupo de 50 trabajadores de un mil 200 que laboran en el centro de producción valenciano, se levantaron e interrumpieron “abruptamente” la negociación, cuando representaban ingresos entre 130 mil y 227 mil bolívares anuales, lo cual oscila entre 10 mil y 18 mil bolívares mensuales.
